martes, 25 de octubre de 2011
Citas celebres!
Donde se celebra matrimonio sin amor, habrá amor sin matrimonio.
Benjamin Franklin
Dulce amor el alcanzado con dificultades.
William Claude Fields
El amor a lo don Juan no es más que afición a la caza.
André Maurois
El amor abre el paréntesis, el matrimonio lo cierra.
Victor Hugo
El amor aminora la delicadeza femenina y acrecienta la del hombre.
Jean Paul Richter
El amor auténtico se encuentra siempre hecho. en este amor un ser queda adscrito de una vez para siempre y del todo a otro ser. es el amor que empieza con el amor.
José Ortega Y Gasset
El amor busca en los seres, más allá de la carne, un secreto de ardor, de ciencia y de astucia que sólo tienen los que han vivido mucho.
François Mauriac
El amor casto engrandece a las almas.
Victor Hugo
El amor cesa de ser un placer cuando deja de ser secreto.
Aphra Behn
El amor consiste en sentir que el ser sagrado late dentro del ser querido.
Platón
El amor de las mujeres por los hombres no es un muro a cuyo amparo ellos se puedan refugiar.
François Mauriac
El amor de los jóvenes no está en el corazón, sino en los ojos.
William Shakespeare
El amor del hombre es algo aparte de su vida, mientras que el de la mujer es su existencia.
Lord George Gordon Noel Byron
El amor en los hombres reflexivos, callados y virtuosos, prende, casi siempre, con fortaleza.
Armando Palacio Valdés
El amor es a menudo un fruto del matrimonio.
Jean Batiste Poquelin Molière
El amor es ciego, pero el matrimonio le restaura la vista.
Georg Christoph Lichtenberg
El amor es como Don Quijote, cuando recobra el juicio es que está para morir.
Jacinto Benavente
El amor es como el fuego, que si no se comunica se apaga.
Giovanni Papini
El amor es como el sarampión: cuanto más tarde llega, peor.
Douglas William Jerrold
El amor es como la fiebre: nace y se extingue sin que la voluntad tome en ello la menor parte.
Henri Beyle Stendhal
El amor es como la luna: cuando no crece es que mengua.
Anónimo
El amor es como la salsa mayonesa: cuando se corta , hay que tirarlo y empezar otro nuevo.
Enrique Jardiel Poncela
El amor es como una goma elástica que dos seres mantienen tirantes, sujetándola con los dientes.
Enrique Jardiel Poncela
El amor es el arquitecto del universo.
Hesiodo
El amor es el principio de todo, la razón de todo, el fin de todo.
Henri Lacordaire
Poesias!
En el paraíso de tus ojos,
me pierdo porque estoy perdido,
en la paz de tus labios,
me encuentro porque estoy contigo,
en el universo de tu alma,
vivo con mil sentidos,
en ti, vivo amándote.
me pierdo porque estoy perdido,
en la paz de tus labios,
me encuentro porque estoy contigo,
en el universo de tu alma,
vivo con mil sentidos,
en ti, vivo amándote.
Ahora puedo oírte,
puedo sentir tu silencio,
puedo recorrer tus besos
y soñar tus labios,
puedo hasta escuchar tu melodía,
aún cuando estés lejos
y seas todo nostalgia.
puedo sentir tu silencio,
puedo recorrer tus besos
y soñar tus labios,
puedo hasta escuchar tu melodía,
aún cuando estés lejos
y seas todo nostalgia.
Tiéntame, acaríciame
lléname cada instante de ti,
haz que cada noche sea un sueño
y cada despertar una sonrisa,
lléname de ti
y llévame a tu amor.
lléname cada instante de ti,
haz que cada noche sea un sueño
y cada despertar una sonrisa,
lléname de ti
y llévame a tu amor.
Cuando tu beso es una caricia
cuando es un despertar contigo,
si una sonrisa es un motivo
y un silencio tu añoranza,
cuando tú amor me manda
y yo obedezco con pasión,
entonces sigo amándote.
cuando es un despertar contigo,
si una sonrisa es un motivo
y un silencio tu añoranza,
cuando tú amor me manda
y yo obedezco con pasión,
entonces sigo amándote.
Te necesito para respirar,
necesito tus ojos para ver
necesito tus labios para sentir,
necesito tu alma para vivir
necesito tu existencia para sonreír
te necesito para saber amar.
necesito tus ojos para ver
necesito tus labios para sentir,
necesito tu alma para vivir
necesito tu existencia para sonreír
te necesito para saber amar.
Lágrimas con emociones,
llenas de ti y de mí,
llenando surcos de pasión,
aclarando tristezas
y llenando melancolías,
lágrimas para quererte,
y secarlas con sentimientos.
llenas de ti y de mí,
llenando surcos de pasión,
aclarando tristezas
y llenando melancolías,
lágrimas para quererte,
y secarlas con sentimientos.
Mil razones para pensarte
cien para admirarte
y una sola para no olvidarte:
Quererte.
cien para admirarte
y una sola para no olvidarte:
Quererte.
¿De qué color es un sentimiento?
La respuesta esta en el silencio
en contemplarte y mirarte
en saber que existes
en poder pensarte
en anochecer soñándote
un sentimiento es amor
pero sin color
sólo el color que tiene el sentirte.
La respuesta esta en el silencio
en contemplarte y mirarte
en saber que existes
en poder pensarte
en anochecer soñándote
un sentimiento es amor
pero sin color
sólo el color que tiene el sentirte.
Bailas hermosa, bailas sin parar
la música te rodea y bailas
cierras los ojos sintiendo y bailas
bailas sin parar
te beso, te abrazo, y bailas
nos juramos amor
me juraste amor
y no paraste de bailar.
la música te rodea y bailas
cierras los ojos sintiendo y bailas
bailas sin parar
te beso, te abrazo, y bailas
nos juramos amor
me juraste amor
y no paraste de bailar.
sábado, 22 de octubre de 2011
Gabriela Mistral
Beso que tu boca entregue
a mis oídos alcanza,
porque las grutas profundas
me devuelven tus palabras.
El polvo de los senderos
guarda el olor de tus plantas
y oteándolas como un ciervo,
te sigo por las montañas...
A la que tú ames, las nubes
la pintan sobre mi casa.
Ve cual ladrón a besarla
de la tierra en las entrañas;
que, cuando el rostro le alces,
hallas mi cara con lágrimas.
Federico Garcia Lorca- Nocturnos de la ventana
1
Alta va la luna.
Bajo corre el viento.
(Mis largas miradas,
exploran el cielo.)
Luna sobre el agua.
Luna bajo el viento.
(Mis cortas miradas,
exploran el suelo.)
Las voces de dos niñas
venían. Sin esfuerzo,
de la luna del agua,
me fui a la del cielo.
2
Un brazo de la noche
entra por mi ventana.
Un gran brazo moreno
con pulseras de agua.
Sobre un cristal azul
jugaba al río mi alma.
Los instantes heridos
por el reloj... pasaban.
Mario Benedetti- Hagamos un trato
Compañera
usted sabe
que puede contar
conmigo
no hasta dos
ni hasta diez
sino contar
conmigo.
Si alguna vez
advierte
que la miro a los ojos
y una veta de amor
reconoce en los míos
no alerte sus fusiles
ni piense qué delirio
a pesar de la veta
o talvez porque existe
usted puede contar
conmigo.
Si otras veces
me encuentra
huraño sin motivo
no piense qué flojera
igual puede contar
conmigo.
Pero hagamos un trato
yo quisiera contar
con usted
es tan lindo
saber que usted existe
uno se siente vivo
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos
aunque sea hasta cinco
no para que acuda
presurosa en mi auxilio
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe
que puede
contar conmigo.
El Amor, el individuo y la pareja!
Cuenta una vieja leyenda de los indios sioux que, una vez, hasta la
tienda del viejo brujo de la tribu llegaron, tomados de la mano, Toro
Bravo, el más valiente y honorable de los jóvenes guerreros, y Nube
Alta, la hija del cacique y una de las más hermosas mujeres de la
tribu.
- Nos amamos -empezó el joven.
- Y nos vamos a casar -dijo ella.
- Y nos queremos tanto que tenemos miedo.
- Queremos un hechizo, un conjuro, un talismán.
- Algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos.
- Que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta encontrar a
Manitú el día de la muerte.
- Por favor -repitieron-, ¿hay algo que podamos hacer?
El viejo los miró y se emocionó de verlos tan jóvenes, tan enamorados,
tan anhelantes esperando su palabra.
- Hay algo... -dijo el viejo después de una larga pausa-. Pero no sé...
es una tarea muy difícil y sacrificada.
- No importa -dijeron los dos.
- Lo que sea -ratificó Toro Bravo.
- Bien -dijo el brujo-, Nube Alta, ¿ves el monte al norte de nuestra
aldea? deberás escalarlo sola y sin más armas que una red y tus manos,
y deberás cazar el halcón más hermoso y vigoroso del monte. Si lo
atrapas, deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de la luna
llena. ¿Comprendiste?
La joven asintió en silencio.
- Y tú, Toro Bravo -siguió el brujo-, deberás escalar la montaña del
trueno y cuando llegues a la cima, encontrar la más brava de todas las
águilas y solamente con tus manos y una red deberás atraparla sin
heridas y traerla ante mí, viva, el mismo día en que vendrá Nube
Alta... salgan ahora.
Los jóvenes se miraron con ternura y después de una fugaz sonrisa
salieron a cumplir la misión encomendada, ella hacia el norte, él hacia
el sur... El día establecido, frente a la tienda del brujo, los dos
jóvenes esperaban con sendas bolsas de tela que contenían las aves
solicitadas.
El viejo les pidió que con mucho cuidado las sacaran de las bolsas. Los
jóvenes lo hicieron y expusieron ante la aprobación del viejo los
pájaros cazados. Eran verdaderamente hermosos ejemplares, sin duda lo
mejor de su estirpe.
- Volaban alto? -preguntó el brujo.
- Sí, sin duda. Cómo lo pediste... ¿y ahora? -preguntó el joven- ¿lo
mataremos y beberemos el honor de su sangre?
- No -dijo el viejo.
- Los cocinaremos y comeremos el valor en su carne -propuso la joven.
- No -repitió el viejo-. Hagan lo que les digo. Tomen las aves y
atenlas entre sí por las patas con estas tiras de cuero... Cuando las
hayan anudado, suéltenlas y que vuelen libres.
El guerrero y la joven hicieron lo que se les pedía y soltaron los
pájaros.
El águila y el halcón intentaron levantar vuelo pero sólo consiguieron
revolcarse en el piso. Unos minutos después, irritadas por la
incapacidad, las aves arremetieron a picotazos entre sí hasta
lastimarse.
- Este es el conjuro. Jamás olviden lo que han visto. Son ustedes como
un águila y un halcón; si se atan el uno al otro, aunque lo hagan por
amor, no sólo vivirán arrastrándose, sino que además, tarde o temprano,
empezarán a lastimarse uno al otro. Si quieren que el amor entre
ustedes perdure, "vuelen juntos pero jamás atados".
Poesias!
Sentir,
sentir que tu mano es mi caricia,
sentir que tu sueño es mi deseo,
sentir que tu mirada es mi descanso,
sentir que tu nombre es mi canción,
sentir que tu boca es mi refugio,
sentir que tu alma es mi regalo.
Sentir que existes...
sentir que vivo para amarte.
sentir que tu mano es mi caricia,
sentir que tu sueño es mi deseo,
sentir que tu mirada es mi descanso,
sentir que tu nombre es mi canción,
sentir que tu boca es mi refugio,
sentir que tu alma es mi regalo.
Sentir que existes...
sentir que vivo para amarte.
Te contaré deseos en tus labios,
el placer será mi arma para soñar,
recorreré tu alma
y secuestraré tu amor.
No habrá rescate:
sólo la pasión.
el placer será mi arma para soñar,
recorreré tu alma
y secuestraré tu amor.
No habrá rescate:
sólo la pasión.
Mientras me hablabas y yo te miraba,
se detuvo el tiempo en medio instante:
el amor me llamaba y yo le obedecía.
Mientras me susurrabas y yo te amaba,
se alzaron los sentimientos,
mandó tu voz,
el cielo se hizo visible en tus ojos,
y yo pronuncié el querer en tus labios.
se detuvo el tiempo en medio instante:
el amor me llamaba y yo le obedecía.
Mientras me susurrabas y yo te amaba,
se alzaron los sentimientos,
mandó tu voz,
el cielo se hizo visible en tus ojos,
y yo pronuncié el querer en tus labios.
Fue una mirada,
un frenesí de besos,
una lujuria de sentimientos.
Fue un instante sin fin,
sin tiempo para soñar.
Y entonces despertamos,
... y seguimos amándonos.
un frenesí de besos,
una lujuria de sentimientos.
Fue un instante sin fin,
sin tiempo para soñar.
Y entonces despertamos,
... y seguimos amándonos.
Sabes a silencio y a sueños,
con melodías de ternura
y tacto de deseo,
sabes a mi mundo,
a todo lo que anhelo,
sabes a amor, a mi amor .
con melodías de ternura
y tacto de deseo,
sabes a mi mundo,
a todo lo que anhelo,
sabes a amor, a mi amor .
La rosa de la pasiòn!
Esta hermosa y triste leyenda está inspirada en una de las más bellas
narraciones de Bécquer y relata los amores de una judía, Sara, y de un
caballero cristiano, que tuvieron un final trágico. La historia
transcurre, también, en Toledo, ciudad que durante muchos siglos tuvo
una abundante población judía.
En una de las muchas callejas de la ciudad imperial vivía, míseramente,
Daniel Leví. Aunque se decía que poseía una inmensa fortuna, su casa
era paupérrima y, el día entero, lo pasaba trabajando en el portal de
su casa arreglando objetos de metal, guarniciones, cinturones rotos,
cadenillas...
Siempre estaba sonriendo y su trato con los demás era de servil y
humilde, descubriéndose cuando, cerca de él, pasaba algún caballero
importante o algún clérigo de la cercana catedral. La gente desconfiaba
de su eterna sonrisa, y los muchachos del barrio le hacían burla e
incluso le tiraban piedras, sin que jamás Daniel se defendiese.
Trabajaba y trabajaba sobre su pequeño yunque, con esa sonrisa
enigmática que ya formaba parte de su rostro, más como una mueca, que
como un gesto de simpatía.
Sobre la puerta de la casa en la que trabajaba el judío, se abría un
ajimez árabe en cuyo interior se veían azulejos de colores y, alrededor
de las caladas franjas del ajimez, se enredaba una planta trepadora,
llena de fuerza y una de las pocas muestras de vida que tenía aquel
lugar. Allí se encontraban las habitaciones de Sara, la hija predilecta
de Daniel. Era una jovencita de unos dieciséis años, hermosa como
pocas, y algunos que la habían visto a través de las celosías del
ajimez, se preguntaban cómo de un hombre tan feo y ruin como Daniel,
había podido nacer una mujer con tales perfecciones. No salía nunca la
muchacha y su rostro se velaba, a menudo, por la tristeza... un rostro
de blancura sin igual, en el que sobresalían unos ojos negros
fascinantes y unos labios rojos que parecían dibujados por los pinceles
de un maestro.
Los judíos más ricos y poderosos de Toledo, la habían solicitado en
matrimonio, pero Sara se mostraba insensible a los halagos y regalos de
sus pretendientes. Su padre le aconsejaba que tomase marido antes de
que él falleciera, pues no es bueno que una mujer se quede sola en el
mundo y más cuando se es tan bonita, pero la hebrea no respondía y se
encerraba en un mutismo total, lo que Daniel interpretaba como un
fuerte deseo, por parte de la muchacha, de ser libre, de no atarse,
todavía, al yugo del matrimonio. Pero un día, otro muchacho judío,
cansado de los desplantes de Sara, se dirigió a Daniel para hablarle de
los rumores y comentarios que se hacían en la comunidad sobre su hija.
Al parecer se decía que estaba enamorada de un caballero cristiano y él
mismo les había sorprendido hablándose cuando Daniel, asistía, de forma
clandestina, a las reuniones del sanedrín. Esta revelación no pareció
afectar el ánimo de Daniel, que sin dejar de sonreír, le dijo al
acusador que sabía bastante más que él. Sara, su hija adorada, la
hermosa Sara, su honra y su gloria, el orgullo de su raza y de su
tribu, no caería nunca en manos de un perro cristiano. Nadie se reiría
de su condición de judío y de padre, y despidió a su interlocutor
pidiéndole que reuniese a sus hermanos, cuanto antes, esa misma noche,
que él acudiría a su lugar secreto de encuentro, dentro de un par de
horas.
Daniel cerró la puerta de su casa y su negocio, pasando varios cerrojos
y aldabas, lo que le impido oír cómo las celosías de la ventana caían
de golpe. Sin duda, Sara había estado escuchando y su corazón de llenó
de negros temores.
Era la noche de Viernes Santo, y los toledanos, después de asistir al
Oficio de Tinieblas, se habían retirado a sus hogares. Algunos dormían
ya, y otros, al lado de las chimeneas, contaban viejas historias sobre
la ciudad o vidas ejemplares de santos. Toledo estaba sumida en el
silencio, sólo, de vez en cuando, interrumpido por el ladrido de algún
perro y las voces de los turnos de guardia del lejano alcázar. En una
de las orillas del Tajo, se encontraba un barquero que parecía estar
esperando a alguien. Una sombra bajaba, trabajosamente, hasta el río...
parecía tener prisa y también cierto temor. Cuando el barquero la vio,
se dio cuenta de que era la persona que esperaba.
Andaba rumiando el barquero que aquella noche era extraña. Había pasado
a muchos judíos de un lado a otro del río, y se preguntaba a qué podía
venir todo aquel trasiego. Creía que iban a reunirse en alguna parte,
lo que a juicio de este hombre, no auguraba nada bueno. Pero, bien le
pagaban y eso, a fin de cuentas, era lo que a él le interesaba. Subió
la sombra a la barca, que soltó amarras, y una voz femenina le preguntó
a cuántos judíos había pasado y si sabía qué tramaban. No, el barquero
no sabía nada ni había oído ningún comentario que pudiera darle alguna
pista, aunque, eran tantos los hebreos que usaron su barca, que no los
había podido contar.
Calló Sara, pues no era otra aquella mujer, que arrostrando cualquier
peligro quería conocer qué se urdía. Ya no le cupo duda de que todo
aquellos se debía a una venganza preparada por su padre. Sentía una
gran angustia, con la mente extraviada en pensamientos dolorosos... un
sudor frío la invadió cuando llegaron a la otra orilla.
El barquero le indicó que el camino que seguían venía a converger en la
Cabeza del Moro para desaparecer detrás de aquel picacho. Hacia allí se
dirigió Sara, decidida pero temblando, en la oscuridad de la noche, con
la sola fuerza que le daba su amor y el miedo de que la venganza se
cebase en él.
Donde hoy se encuentra la ermita de la Virgen de Valle, y muy cerca de
la Cabeza del Moro, existían las ruinas de una iglesia bizantina.
Apenas quedaban algunos muros exteriores y restos de algunos arcos. La
maleza y la hiedra se enredaban entre ellos.
Sara avanzó hasta emboscarse entre la vegetación que rodeaba el lugar y
vio, con espanto, que sus peores temores se confirmaban. Allí donde
antaño había existido el atrio de la derruida la iglesia, se
encontraban muchos de sus hermanos de religión bajo las órdenes de su
padre. La sempiterna sonrisa de Daniel se había borrado y, ahora,
convertido en un hombre enérgico, cuyos ojos brillaban con una luz
maléfica, dirigía la operación de levantar una enorme cruz. La luz de
una fogata iluminaba la terrible escena y la herniosa hebrea supo, al
instante, de lo que se trataba. Se iba a realizar una crucifixión y la
víctima sería su amante.
No pudo contenerse, y se presentó en medio de aquella asamblea de
verdugos, ante la sorpresa de todos ellos. Llena de dolor e
indignación, les dijo que no esperasen al cristiano que aguardaban.
Ella le había prevenido. Se sentía avergonzada por su sed de sangre y
ya no sentía judía ni se consideraba hija de aquel monstruo.
Daniel no podía creer lo que oía. ¡Su propia hija le había traicionado!
Ciego de ira, la arrastró por los cabellos hasta los pies de la cruz,
mientras se la entregaba al resto de la asamblea para que hiciesen con
ella lo que quisieran. Esta infame había deshonrado a su religión y a
sus hermanos.
Al día siguiente, mientras las campanas de todas las iglesias tocaban a
gloria, Daniel abrió, como siempre, la puerta de casa y sentó a
trabajar en su yunque, sonriendo y saludando a los que pasaban. Nada
parecía haber cambiado, pero las celosías del ajimez no volvieron
abrirse. La hermosa Sara no apareció ya más recostada en aquella
ventana.
Pasó el tiempo y unos años después, un pastor le llevó al arzobispo una
flor desconocida hasta entonces, que parecía reproducir los atributos
de la pasión de Cristo. La había encontrado mientras apacentaba a su
rebaño entre los restos de la derruida iglesia, enredada entre los
muros decrépitos.
Tratando de descubrir aquel misterio, se trasladaron al lugar y cavaron
para encontrar el origen de la extraña planta. Y lo que apareció fue el
cadáver de una mujer y junto a él, los elementos que mostraba la flor y
que correspondían a la agonía del Crucificado. Nunca se supo a quién
correspondía aquel cuerpo, pero, durante muchos años, reposó y se le
veneró en la ermita de San Pedro el Verde. A la flor, que ahora es
bastante común, se la llamó, y aún se la llama, Rosa de Pasión.
Luis Cernuda- No intercambiemos el Amor nunca!
Aquella noche el mar no tuvo sueño.
Cansado de contar, siempre contar a tantas olas,
quiso vivir hacia lo lejos,
donde supiera alguien de su color amargo.
Con una voz insomne decía cosas vagas,
barcos entrelazados dulcemente
en un fondo de noche,
o cuerpos siempre pálidos, con su traje de olvido
viajando hacia nada.
Cantaba tempestades, estruendos desbocados
bajo cielos con sombra,
como la sombra misma,
como la sombra siempre
rencorosa de pájaros estrellas.
Su voz atravesando luces, lluvia, frío,
alcanzaba ciudades elevadas a nubes,
cielo Sereno, Colorado, Glaciar del infierno,
todas puras de nieve o de astros caídos
en sus manos de tierra.
Mas el mar se cansaba de esperar las ciudades.
Allí su amor tan sólo era un pretexto vago
con sonrisa de antaño,
ignorado de todos.
Y con sueño de nuevo se volvió lentamente
adonde nadie
sabe de nadie.
Adonde acaba el mundo.
Citas celebres!
Amor y corazón noble son una misma cosa.
Dante Alighieri
Aquel que ama, él mismo se ata y se mata, y se hace de señor siervo, en tanto que todos cuantos ve se piensa que le usurpan su amor, y con muy poca superstición todo en su corazón se perturba y se le revuelve de dentro.
Alfonso Martínez De Toledo
Bueno es el dominio del amor, ya que aparta el entendimiento de sus siervos de todas las cosas viles.
Dante Alighieri
Con el amor no se juega. Hay muchos que empiezan por broma y terminan quemándose.
Carlo Dossi
Con frecuencia el amor, comercio borrascoso, acaba en bancarrota.
Nicolas Chamfort
Con la moral corregimos los errores de nuestros instintos y con el amor corregimos los errores de nuestra moral.
José Ortega Y Gasset
Con los poetas, como con el amor, pasa algo muy raro. Hay poetas que uno deja de leer y otros a los que no abandona nunca. Los hay que son un flechazo, pero no amores duraderos. Y hay poetas a los que uno ama siempre.
Francisco Fernández Ordóñez
Confiamos el secreto en el seno de la amistad, pero en el seno del amor escapa de su cárcel.
Jean De La Bruyère
Considero que es la filosofía la ciencia general del amor.
José Ortega Y Gasset
Creedlo, para hacernos amar no debemos preguntar nunca a quien nos ama: ¿Eres feliz?, sino decirle siempre: ¡Qué feliz soy!
Jacinto Benavente
Cualquier persona entiende instintivamente que todos los más bellos sentimientos del mundo pesan menos que un simple acto de amor.
James Russell Lowell
Cuando el amor desenfrenado entra en el corazón, va royendo todos los demás sentimientos.
Alexandre (padre) Dumas
Cuando se quiere dar amor, hay un riesgo: el de recibirlo.
Jean Batiste Poquelin Molière
Da un poco de amor a un niño y ganarás un corazón.
John Ruskin
De cualquier forma los celos son en realidad una consecuencia del amor: os guste o no, existen.
Robert Louis Balfour Stevenson
Desconfíen del rencor de los solitarios que dan la espalda al amor, a la ambición, a la sociedad. Se vengarán un día de haber renunciado a todo eso.
Emile Michel Cioran
Después del amor, lo más dulce es el odio.
Henry Longfellow Wadsworth
Donde reina el amor, sobran las leyes.
Platón
viernes, 21 de octubre de 2011
Vicente Aleixandre- Nacimiento del Amor
¿Cómo nació el amor? fue ya en otoño. Maduro el mundo, no te aguardaba ya.
Llegaste alegre, ligeramente rubia, resbalando en lo blando del tiempo.
Y te miré. ¡Qué hermosa me pareciste aún, sonriente, vívida,
frente a la luna aún niña, prematura en la tarde, sin luz, graciosa en aires dorados; como tú, que llegabas sobre el azul, sin beso, pero con dientes claros, con impaciente amor!
Jose Agustin Goytisolo- Se Pierde
Amar es un revuelo
es halago en el aire:
se pierde como el eco
de un disparo en el valle.
Los amantes quisieran
dilatar su caricia
pero amar es destello
en la noche infinita.
Después el gran silencio
sonoro de la sombra:
ni inútiles palabras
ni tiempo ni memoria.
Porque amor es el dios
que trueca los caminos
los que con él se encuentran
han de darse a lo efimero.
Historia del Amor!!
Cuentan que érase una vez, hace mucho tiempo, que existió una isla donde habitaban todos los sentimientos que atañen a las personas.
Un día, se les fue avisando a los moradores de la misma que su isla se iba a hundir. Todos los sentimientos se apresuraron a salir de la isla en sus barcos y se prepararon para partir, pero el Amor se quedó, quería quedarse mas tiempo, un rato más con su isla que tanto había querido y amado, antes de que se hundiese.
Cuando por fin, estaba ya apunto de ahogarse, el Amor comenzó a pedir ayuda. En eso que venía la Riqueza y el Amor le dijo:
- Riqueza, llévame contigo.
- No puedo, hay mucho oro y plata en mi nave y no tengo espacio para ti.- Espetó la Riqueza.
Le pidió ayuda a la Vanidad que también venía pasando:
- Vanidad, por favor, ayudadme.
- No te puedo ayudar, estás mojado y vas a arruinar mi perfecto bote. - Contestó la Vanidad.
Entonces, el Amor le pidió ayuda a la Tristeza:
- ¿ Me dejas ir contigo ?
- Hay cariño, estoy tan triste por separarme de mi isla que prefiero ir sola. - Respondió la Tristeza.
También pasó la Alegría, pero estaba tan contenta y risueña que ni tan siquiera oyó al Amor gritar en su ayuda.
Desesperado, el Amor comenzó a llorar cuando una voz la llamó:
- Ven Amor, ven, yo te llevo, ven conmigo.
Era un viejecito, pero el Amor estaba tan feliz que se le olvidó preguntar su nombre y al llegar a tierra firme, se encontró ésta con la Sabiduría y le preguntó por el nombre de ese viejecito. La Sabiduría respondió de manera tranquila:
- Es el Tiempo.
- ¿El Tiempo?, ¿ Y Por qué solo el Tiempo me ha querido ayudar ? - Preguntó el Amor.
- Porque solo el Tiempo es capaz de ayudar y entender a un gran Amor.
Un día, se les fue avisando a los moradores de la misma que su isla se iba a hundir. Todos los sentimientos se apresuraron a salir de la isla en sus barcos y se prepararon para partir, pero el Amor se quedó, quería quedarse mas tiempo, un rato más con su isla que tanto había querido y amado, antes de que se hundiese.
Cuando por fin, estaba ya apunto de ahogarse, el Amor comenzó a pedir ayuda. En eso que venía la Riqueza y el Amor le dijo:
- Riqueza, llévame contigo.
- No puedo, hay mucho oro y plata en mi nave y no tengo espacio para ti.- Espetó la Riqueza.
Le pidió ayuda a la Vanidad que también venía pasando:
- Vanidad, por favor, ayudadme.
- No te puedo ayudar, estás mojado y vas a arruinar mi perfecto bote. - Contestó la Vanidad.
Entonces, el Amor le pidió ayuda a la Tristeza:
- ¿ Me dejas ir contigo ?
- Hay cariño, estoy tan triste por separarme de mi isla que prefiero ir sola. - Respondió la Tristeza.
También pasó la Alegría, pero estaba tan contenta y risueña que ni tan siquiera oyó al Amor gritar en su ayuda.
Desesperado, el Amor comenzó a llorar cuando una voz la llamó:
- Ven Amor, ven, yo te llevo, ven conmigo.
Era un viejecito, pero el Amor estaba tan feliz que se le olvidó preguntar su nombre y al llegar a tierra firme, se encontró ésta con la Sabiduría y le preguntó por el nombre de ese viejecito. La Sabiduría respondió de manera tranquila:
- Es el Tiempo.
- ¿El Tiempo?, ¿ Y Por qué solo el Tiempo me ha querido ayudar ? - Preguntó el Amor.
- Porque solo el Tiempo es capaz de ayudar y entender a un gran Amor.
Quien matò al amor?
Hubo una vez en la historia del mundo un día terrible en el que el odio que es el rey de los malos sentimientos los defectos y las malas virtudes, convocó a una reunión urgente con todos ellos. Todos los sentimientos negros del mundo y los deseos mas perversos del corazón humano llegaron a esta reunión con curiosidad de saber cual era el propósito.
Cuando estuvieron todos habló el Odio y dijo "Los he reunido aquí a todos porque deseo con todas mis fuerzas matar a alguien".
Los asistentes no se extrañaron mucho pues era el odio el que estaba hablando y el siempre quiere matar a alguien, sin embargo todos se preguntaban entre si, quién seria tan difícil de matar para que el odio los necesitara a todos.
Los asistentes no se extrañaron mucho pues era el odio el que estaba hablando y el siempre quiere matar a alguien, sin embargo todos se preguntaban entre si, quién seria tan difícil de matar para que el odio los necesitara a todos.
¡Quiero que maten al Amor¡ dijo. Muchos sonrieron malévolamente pues más de uno le tenia ganas.
El primer voluntario fue el Mal Carácter, quien dijo: "Yo iré, y les aseguro que en un año el Amor habrá muerto, provocaré tal discordia y rabia que no lo soportará".
Al cabo de un año se reunieron otra vez y al escuchar el reporte del Mal Carácter quedaron muy decepcionados. "Lo siento, lo intenté todo pero cada vez que yo sembraba una discordia el amor la superaba y salía adelante".
Fue cuando muy diligente se ofreció la Ambición que haciendo alarde de su poder dijo: En vista de que el Mal Carácter fracasó, iré yo. Desviare la atención del Amor hacia el deseo por la riqueza y por el poder, eso nunca lo ignorara".
Y empezó la Ambición el ataque hacia su victima, quién efectivamente cayó herida, pero después de luchar por salir adelante, renunció a todo deseo desbordado de poder y triunfó de nuevo.
Furioso el Odio por el fracaso de la Ambición envió a los celos, quienes burlones y perversos inventaban toda clase de artimañas, situaciones para despistar al Amor y lastimarlo con dudas y sospechas infundadas.
Pero el Amor confundido lloró, y pensó que no quería morir y con valentía y fortaleza se impuso sobre ellos y los venció.
Año tras año, el odio siguió en su lucha enviando a sus mas hirientes compañeros, envió a la Frialdad, al Egoísmo, a la Indiferencia, la Pobreza, la Enfermedad y a muchos otros que fracasaron siempre, porque cuando el Amor se sentía desfallecer tomaba de nuevo fuerza y todo lo superaba.
El Odio convencido de que el Amor era invencible les dijo a los demás: "Nada que hacer. El Amor ha soportado todo, llevamos muchos años insistiendo y no lo logramos".
De pronto, de un rincón del salón se levantó un sentimiento poco conocido y que vestía todo de negro con un sombrero gigante que caía sobre su rostro y no lo dejaba ver, su aspecto era fúnebre como el de la muerte: "Yo mataré al Amor" dijo con seguridad. Todos se preguntaron quién era ese que pretendía hacer solo, lo que ninguno había podido. El Odio dijo "ve y hazlo".
Tan solo había pasado algún tiempo cuando el odio volvió a llamar a todos los malos sentimientos para comunicarles después de mucho esperar que por fin EL AMOR HABIA MUERTO.
Todos estaban felices pero sorprendidos. Entonces el sentimiento del sombrero negro hablo: "Ahí les entrego al Amor, totalmente muerto y destrozado" y sin decir más se marchó.
¡Espera! dijo el Odio, en tan poco tiempo lo eliminaste por completo, lo desesperaste y no hizo el menor esfuerzo para vivir. ¿Quien eres?. El sentimiento levantó por primera vez su horrible rostro y dijo:
SOY LA RUTINA.
Citas Cèlebres!
A cierta edad, un poco por amor propio, otro poco por picardia, las cosas que más deseamos son las que fingimos no desear.
Marcel Proust
A fuerza de hablar de amor, uno llega a enamorarse. nada tan fácil. esta es la pasión más natural del hombre.
Blaise Pascal
A las palabras de amor les sienta bien un poquito de exageración.
Antonio Machado
A lo largo de la juventud pensamos amar, pero sólo cuando hemos envejecido en compañía de otro conocemos la fuerza del amor.
Henri Bordeaux
Al amor lo pintan ciego y con alas. Ciego para no ver los obstáculos y con alas para salvarlos
Jacinto Benavente
Al amor, al baño y a la tumba, se debe ir desnudo.
Enrique Jardiel Poncela
Al contacto del amor todo el mundo se vuelve poeta.
Platón
Al primer amor se lo quiere más, a los otros se los quiere mejor.
Antoine De Saint-exupéry
Al principio todos los pensamientos pertenecen al amor. Después todo el amor pertenece a los pensamientos.
Albert Einstein
Ama como puedas, ama a quien puedas, ama todo lo que puedas. No te preocupes de la finalidad de tu amor.
Amado Nervo
Amo como ama el amor. no conozco otra razón para amar que amarte. ¿qué quieres que te diga además de que te amo, si lo que quiero decirte es que te amo?.
Fernando Pessoa
Amor es despertar a una mujer y que no se indigne.
Ramón Gómez De La Serna
Amor es el intercambio de dos fantasías y el contacto de dos egoísmos.
Paul Aúguez
Amor es ese afecto desengañado que sobrevive tras un instante de baba.
Emile Michel Cioran
Amor es un fuego escondido, una agradable llaga, un sabroso veneno, una dulce amargura, una deleitable dolencia, un alegre tormento, una fiera herida, una blanda muerte.
Fernando De Rojas
Citas Cèlebres!
A cierta edad, un poco por amor propio, otro poco por picardia, las cosas que más deseamos son las que fingimos no desear.
Marcel Proust
A fuerza de hablar de amor, uno llega a enamorarse. nada tan fácil. esta es la pasión más natural del hombre.
Blaise Pascal
A las palabras de amor les sienta bien un poquito de exageración.
Antonio Machado
A lo largo de la juventud pensamos amar, pero sólo cuando hemos envejecido en compañía de otro conocemos la fuerza del amor.
Henri Bordeaux
Al amor lo pintan ciego y con alas. Ciego para no ver los obstáculos y con alas para salvarlos
Jacinto Benavente
Al amor, al baño y a la tumba, se debe ir desnudo.
Enrique Jardiel Poncela
Al contacto del amor todo el mundo se vuelve poeta.
Platón
Al primer amor se lo quiere más, a los otros se los quiere mejor.
Antoine De Saint-exupéry
Al principio todos los pensamientos pertenecen al amor. Después todo el amor pertenece a los pensamientos.
Albert Einstein
Ama como puedas, ama a quien puedas, ama todo lo que puedas. No te preocupes de la finalidad de tu amor.
Amado Nervo
Amo como ama el amor. no conozco otra razón para amar que amarte. ¿qué quieres que te diga además de que te amo, si lo que quiero decirte es que te amo?.
Fernando Pessoa
Amor es despertar a una mujer y que no se indigne.
Ramón Gómez De La Serna
Amor es el intercambio de dos fantasías y el contacto de dos egoísmos.
Paul Aúguez
Amor es ese afecto desengañado que sobrevive tras un instante de baba.
Emile Michel Cioran
Amor es un fuego escondido, una agradable llaga, un sabroso veneno, una dulce amargura, una deleitable dolencia, un alegre tormento, una fiera herida, una blanda muerte.
Fernando De Rojas
Fàbula China!
Se cuenta que allá para el año 250 A.C., en la China antigua, un príncipe de la región norte del país estaba por ser coronado emperador, pero de acuerdo con la ley, él debía casarse. Sabiendo esto, decidió hacer una competencia entre las muchachas de la corte para ver quién sería digna de su propuesta. Al día siguiente, el príncipe anunció que recibiría en una celebración especial a todas las pretendientes y lanzaría un desafío.
Una anciana que servía en el palacio hacía muchos años, escuchó los comentarios sobre los preparativos. Sintió una leve tristeza porque sabía que su joven hija tenía un sentimiento profundo de amor por el príncipe. Al llegar a la casa y contar los hechos a la joven, se asombró al saber que ella quería ir a la celebración. Sin poder creerlo le preguntó:
Una anciana que servía en el palacio hacía muchos años, escuchó los comentarios sobre los preparativos. Sintió una leve tristeza porque sabía que su joven hija tenía un sentimiento profundo de amor por el príncipe. Al llegar a la casa y contar los hechos a la joven, se asombró al saber que ella quería ir a la celebración. Sin poder creerlo le preguntó:
"¿Hija mía, que vas a hacer allá? Todas las muchachas más bellas y ricas de la corte estarán allí. Sácate esa idea insensata de la cabeza. Sé que debes estar sufriendo, pero no hagas que el sufrimiento se vuelva locura"
Y la hija respondió: "No, querida madre, no estoy sufriendo y tampoco estoy loca. Yo sé que jamás seré escogida, pero es mi oportunidad de estar por lo menos por algunos momentos cerca del príncipe. Esto me hará feliz".
Por la noche la joven llegó al palacio. Allí estaban todas las muchachas más bellas, con las más bellas ropas, con las más bellas joyas y con las más determinadas intenciones. Entonces, finalmente, el príncipe anunció el desafío: "Daré a cada una de ustedes una semilla. Aquella que me traiga la flor más bella dentro de seis meses será escogida por mí, esposa futura, emperatriz de China"
La propuesta del príncipe seguía las tradiciones de aquel pueblo, que valoraba mucho la especialidad de cultivar algo, sean: costumbres, amistades, relaciones, etc.
El tiempo pasó y la dulce joven, como no tenía mucha habilidad en las artes de la jardinería, cuidaba con mucha paciencia y ternura de su semilla, pues sabía que si la belleza de la flor surgía como su amor, no tendría que preocuparse con el resultado.
Pasaron tres meses y nada brotó. La joven intentó todos los métodos que conocía pero nada había nacido. Día tras día veía más lejos su sueño, pero su amor era más profundo.Por fin, pasaron los seis meses y nada había brotado. Consciente de su esfuerzo y dedicación la muchacha le comunicó a su madre que sin importar las circunstancias ella regresaría al palacio en la fecha y hora acordadas sólo para estar cerca del príncipe por unos momentos.
En la hora señalada estaba allí, con su vaso vacío. Todas las otras pretendientes tenían una flor, cada una más bella que la otra, de las más variadas formas y colores. Ella estaba admirada. Nunca había visto una escena tan bella.
Finalmente, llegó el momento esperado y el príncipe observó a cada una de las pretendientes con mucho cuidado y atención. Después de pasar por todas, una a una, anunció su resultado. Aquella bella joven con su vaso vacío sería su futura esposa. Todos los presentes tuvieron las más inesperadas reacciones.
Nadie entendía por qué él había escogido justamente a aquella que no había cultivado nada. Entonces, con calma el príncipe explicó:
"Esta fue la única que cultivó la flor que la hizo digna de convertirse en emperatriz: la flor de la honestidad. Todas las semillas que entregué eran estériles".
Suscribirse a:
Entradas (Atom)